Si nuestro anterior post estaba dedicado a la lana de roca por ser uno de los recursos más efectivos que existen en el ámbito de la protección pasiva contra fuegos, hoy continuaremos por esa misma línea contándote las principales características de otra de las grandes aliadas en este tipo de protección: las pinturas intumescentes. Si quieres conocer cómo funcionan estas pinturas, no dejes de leer este post.
Gracias a los componentes químicos que poseen las pinturas intumescentes, también denominadas pinturas ignífugas, cuando están sometidas a temperaturas elevadas como las que por ejemplo se alcanzan ante la presencia de fuego, lo que hacen es hincharse, generando una especie de textura espumosa que funciona como aislante térmico. De esta forma, la espuma que se forma actúa como una barrera aislante que protege aquellas estructuras sobre las que han sido aplicadas, ya sean de naturaleza metálica o de madera.
Las pinturas intumescentes suelen estar compuestas por silicona y cloruro de polivinilo, y la combinación de estas sustancias reduce la propagación de las llamas que es lo que en última instancia persiguen las medidas de protección pasiva contra fuegos. Estas pinturas, al igual que el resto de materiales ignífugos, no pueden impedir que se desarrolle un fuego pero sí pueden ralentizar su avance para minimizar los riesgos y facilitar la evacuación de personas y bienes.
En cuanto a la forma en la que deben aplicarse este tipo de pinturas ignífugas, esta no difiere mucho de la aplicación de cualquier pintura “ordinaria”. De hecho, aunque existen pinturas específicamente intumescentes como las que nosotros aplicamos, en la actualidad, la mayoría de pinturas “normales” han comenzado a incorporar componentes químicos para aportar un extra de protección en aquellas estancias en las que se aplican con fines decorativos. Una manera más de conseguir espacios más seguros y protegidos ante la posible presencia de un fuego.
En resumen, estamos por lo tanto ante otro de los materiales ignífugos más prácticos que existen. Y como además su aplicación resulta tan sencilla como económico es su precio, desde Revestimientos para el Futuro aconsejamos siempre su aplicación, especialmente en naves industriales y centros de trabajo donde se realizan actividades de naturaleza más peligrosa y existe un riesgo mayor de que se desencadene un incendio.
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